Friday, April 27, 2007

Mis feos actores


Mis esculturas son pequeños actores que pretenden satisfacer las necesidades del espectador que los observa. Se subordinan a las formas que yo les exijo y se limitan a crear un teatro de las apariencias. Ni siquiera soy yo el que da la cara, construyo unas figuras para que hablen de mí, y de mi ineptitud teatral. Son feas y me obedecen. Irremediablemente siento en mis manos una extraña sensación de totalitarismo escénico que me reconforta.

El día en que pueda romper y tirar mis feos actorcillos dejaré de limitarme a realizar representaciones teatrales para la aceptación del resto, hasta el próximo curso claro.
Por otro lado, fotografiar esculturas me ha ayudado a manifestar que la representación matérica de la figura humana puede autoengañarnos. El sentido estético de una escultura pienso que no sólo reside en una correcta deformación del barro hasta conseguir una figura correctamente formada, posiblemente esto ya se ha conseguido hace muchos siglos a pesar de que se dice que tras las formas está el sello particular del artista. Sin embargo, hallar en las formas otras formas producidas por el azar permite almenos liberar al actor de su función principal en la obra teatral y hacerlo inútil. Estas formas nuevas son la insinuación de que tras esas complejas formas viejas que aspiran a ser una obra de arte hay algo más cuya existencia se evidencía al romperlas, pero esto sólo sucede en la mente del creador, como una experiencia esquizofrénica de la percepción, y no en sus manos. Las fotos son un mero reflejo perceptivo de las nuevas formas conseguidas, en este caso, por simetría.

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